Los RAEEs son desechos eléctricos y electrónicos que se originan cuando finaliza la vida útil de los equipos, entre los cual se destacan: equipos informáticos (computadoras, notebooks, monitores, teclados, mouse); equipos de conectividad (decodificadores, módems, hubs, switches, posnets, etc); equipos de impresión (impresoras, copiadoras, etc.); equipos de telefonía fija y celular (teléfonos, celulares, centrales telefónicas, faxes, télex); equipos de audio y video (equipos de música, video caseteras, DVD, etc).
Tengamos en cuenta que para el 2008 los argentinos desechamos aproximadamente 2 kilos de RAEEs por habitante; lo que conlleva a la generación de aproximadamente 80.000 toneladas de este tipo de desechos para el presente año. El incremento de las ventas de aparatos eléctricos y electrónicos, en la Argentina -que tiene su origen en el abaratamiento de costos, la velocidad de recambio tecnológico y el diseño productivo que apunta al recambio de equipos, periféricos, además del acortamiento de la vida útil del material- genera un incipiente crecimiento de este tipo de residuos que hasta el momento no cuenta con un sistema de manejo integral ambientalmente adecuado.
Los aparatos electrónicos tienen un ciclo de vida y, tarde o temprano, quedan obsoletos o se transforman en “chatarra electrónica”, donde el destino más probable en nuestro país, será la disposición final en rellenos sanitarios, en el mejor de los casos, o en basurales.
Es importante destacar que parte de estos residuos, posee componentes considerados potencialmente “peligrosos”, por lo que una vez desechados inadecuadamente se transforman en residuos peligrosos (Anexo I de la Ley Nacional Nº 24.051 con características de peligrosidad del Anexo II de la misma norma).
Los RAEEs contienen, entre otros contaminantes, metales pesados como cadmio, plomo y níquel, además de mercurio y plásticos bromados. Durante su vida útil, estos componentes son inofensivos, ya que están contenidos en placas, circuitos, conectores o cables pero al ser desechados, que reaccionan con el contacto del agua y la materia orgánica, liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de aguas subterráneas. Debido a su carácter no biodegradable, estos desechos atentan contra el ambiente y la salud de los seres vivos.
En tal sentido se debe desarrollar e implementar una alternativa posible en lo que refiere a la gestión de los RAEEs, cuya generación está aumentando de forma considerable. Actualmente prácticamente el 90% van a parar a rellenos sanitarios o basurales, sin ningún tipo de tratamiento. A raíz de la problemática con estos residuos, la Unión Europea estableció, en el año 2003, dos Directivas referentes a la gestión de los RAEEs y a su contenido en sustancias peligrosas, proponiendo algunas restricciones de uso. Estas Directivas responsabilizan a los productores de aparatos eléctricos y electrónicos de la gestión de estos aparatos en el fin de su vida útil. Además el Catálogo Europeo de Residuos (CER) ya clasifica a estos residuos en dos de sus capítulos. En Europa han sido varios los países que han desarrollado experiencias piloto de recogida y reciclado de RAEEs, cosa que desde el Organismo Ambiental Nacional se intenta incorporar. Entre estos países se destacan Austria, Francia, Alemania, Holanda, España, Reino Unido y Suecia. Concretamente en España, las experiencias se han llevado a cabo en las comunidades autónomas del País Vasco, Cataluña y Andalucía. A partir de estas experiencias se han generado diversas alternativas para llevar a cabo el tratamiento y reciclado de estos residuos. Es importante clasificar los residuos en distintos grupos y comprobar si alguno se puede reutilizar. Para los aparatos o componentes que no sean reutilizables, se procede a su descontaminación, extrayendo los componentes potencialmente peligrosos para enviarlos a plantas autorizadas para dicho fin.